viernes, 4 de mayo de 2007

Curiosidades porteñas




¿Creías que sabías todo sobre la vida en la Buenos Aires colonial? Bueno, aquí tenés algunas curiosidades que seguro no conocías…
Los bailes
Los porteños eran famosos porque ¡les encantaba bailar! Algunos de los bailes preferidos eran la contradanza española, los valses y los minuetos. Pero próximo a la época de la Revolución cuando empezó a hacer furor una danza que se acompañaba con cantos y en la cual la mujer avanzaba cantando "cielito, mi cielo". ¿Cómo se llamaba? Justamente: Cielo.


Las tertulias Otro momento de diversión eran las tertulias, reuniones que se hacían a la noche, en las casas de los vecinos, y que terminaban alrededor de las once. Iban amigos de toda la vida y también forasteros, quienes eran "la gran novedad", ya que traían las últimas noticias del exterior. En estas reuniones estaban siempre las mujeres de la familia y, a veces, el dueño de casa. Es que, por lo general, éste se divertía más hablando de política en el café.

El teatro A los porteños les encantaba ir al teatro. Claro que aquellos teatros eran muy diferentes de los de ahora, tanto que… ¡el público tenía que llevar su propia silla si quería ver la obra sentado! Además, tenían una salita anexa para las mujeres que iban solas, así no las molestaba ningún caballero demasiado atrevido.


La ruleta El juego de la ruleta se instaló en Buenos Aires un año antes de la Revolución de 1810. Y le gustó tanto pero tanto a la gente que uno de los alcaldes del Cabildo, Agustín de la Cuesta, se preocupó muchísimo por lo que se conocía como "la rueda de la fortuna". Según él, "había picado en abastecedores, jornaleros, hijos de familia e incluso esclavos". Es decir, fue todo un éxito.



¿Había paraguas en 1810? Sí, era un invento que se había difundido en Europa. Pero, ¿habían llegado a Buenos Aires? Por supuesto. En un aviso publicado en el Correo de Comercio en 1810, se ofrecían paraguas ingleses que costaban entre cinco y diez pesos, según la calidad.

La farmacia La primera botica o "farmacia particular", a cargo de un "boticario profesional", se instaló en Buenos Aires en 1770. Su propietario se llamaba Angel Pica y, como no había laboratorios, preparaba todos los medicamentos en la misma botica, en un cuarto llamado "rebotica". Y ese cuartito tan particular servía también para que se reunieran los ilustrados de la época a charlar sobre política y literatura.

Los médicos Para 1810, Buenos Aires ya contaba con dos promociones de médicos recibidos en la ciudad. Habían estudiado en una escuela dirigida por el doctor Cosme Argerich, que era médico jefe del Hospital de la Caridad. La Escuela de Medicina había sido creada por el Tribunal del Protomedicato, en 1802. ¡De allí salieron los primeros doctores “industria nacional”!

Las amas de leche En tiempos de Mayo, cuando una señora tenía un bebé, era muy común que contratara a otra mujer para que la ayudara a amamantar al recién nacido. Esta función también la cumplían las negras esclavas. A estas mujeres se las llamaba "amas de cría" o "amas de leche". Y cuando los chicos tomaban la leche de los pechos de la misma mujer, aun sin ser hermanos, eran llamados "hermanos de leche".


Los caballos A los hombres les encantaba mostrar cuánto sabían sobre caballos y podían pasarse horas hablando sobre estos lindos animales. Es más, todos tenían por lo menos uno y eran tan fanas que gastaban la plata que no invertían en su propia ropa, con tal de que el caballo estuviera cubierto con los mejores adornos. El caballo era como el auto hoy: los hombres no iban a ninguna parte sin él. También lo usaban para arrastrar las redes de pescar, los gauchos se bañaban subidos al caballo, y hasta los mendigos pedían limosna… ¡a lomo de sus caballos!

Las vacunas Como las epidemias y las pestes eran comunes en la época, el virrey Cisneros nombró al sacerdote criollo Saturnino Segurola comisario general de la vacuna, es decir que él tenía que vacunar a todo el mundo. Claro que a la gente no le gustaban demasiado los pinchazos; así que el nuevo comisario tuvo que encargarse personalmente de vacunar a la gente. Lo hacía debajo de un árbol –un pacara– que todavía hoy se encuentra cerca del Parque Chacabuco.



La escuela En las escuelas de la época lo mejor era portarse bien, porque resultaba bastante común que los chicos fueran castigados con golpes de diverso tipo, de los cuales la peor variante eran los azotes. Obviamente, las madres se quejaban, aunque sin resultado. Recién se empezó a abandonar esta práctica por una disposición de la Asamblea del Año XIII a instancias de Manuel Moreno. El sobrino de Manuel –Mariano, hijo del prócer– había sido azotado en la escuela a la que asistía.

Los globos aerostáticos El 26 de mayo de 1809, y para festejar el cumpleaños del rey Fernando VII, se inauguró la costumbre de lanzar al aire globos aerostáticos, eso sí, sin tripulantes. Ese día se elevó desde la Plaza de la Victoria (lo que hoy es la Plaza de Mayo) un globo de gran tamaño con unas coquetas banderas españolas colgando en la parte inferior. También se lanzó un globo en Buenos Aires cuando Cisneros llegó a la ciudad para hacerse cargo del Virreinato.


Los cafés Adiviná qué hacía la gente cuando tenía tiempo en aquella época. Por ejemplo, iba a los cafés. El más conocido de todos era el "de Marco", llamado así por un motivo nada original: su dueño era el español Pedro José Marco. Estaba en la esquina de lo que hoy es Bolívar y Alsina (antes, Santísima Trinidad y San Carlos). Tenía un gran salón con mesas y billares, y un sótano donde se mantenían frescas las bebidas. Era el lugar preferido por los patriotas para reunirse, tanto que en 1811 se creó allí la Sociedad Patriótica.



El idioma El idioma hablado en Buenos Aires era cualquier cosa menos castellano puro. Muchas palabras se pronunciaban mal. Por ejemplo, caballo se decía "cabadjo", calle "cadje". Y muchas expresiones que en España eran comunes, en esta parte del mundo querían decir algo completamente diferente. Así, decir determinadas palabras, podía ser hasta peligroso.

La luz En tiempos de la colonia, al caer la noche, las calles de Buenos Aires se iluminaban con candiles alimentados con aceite de potro o de bagual. Claro que si la luna alumbraba lo suficiente, la gente se volvía ahorrativa y no los encendían. Y lo mismo pasaba en el teatro. En las funciones de lujo se utilizaban velas, por lo que recibían el nombre de "veladas". Para el resto de las funciones… ¡a arreglarse con la luz de luna, nomás!
Extraído de www.clubeco.com.ar

Buenos Aires en 1810


La Plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo) fue el escenario donde ocurrieron los principales hechos de la Revolución. De aquellos viejos edificios, solo el Cabildo se mantiene todavía en pie, aunque con tres arcadas menos de cada lado.

Buscá en el plano y averiguá quiénes vivían o trabajaban allí:
1 El Cabildo con su fachada completa. Era la sede del gobierno municipal.
2 La recova dividía la plaza en dos partes iguales. En sus galerías había comercios.
3 El Fuerte era la sede de gobierno del Virreinato y luego lo fue de la Junta. También albergaba a las milicias de la ciudad. En este espacio hoy está la Casa de Gobierno.
4 El viejo edificio de la catedral, luego demolido. En ese sitio se levanta la actual Catedral Metropolitana.5 Casa perteneciente a la familia Azcuénaga.6 Vivienda del obispo de la ciudad.
Las calles que rodean la plaza permanecen aún hoy, aunque con distinto nombre. ¿Te animás a ubicarlas en el plano?Calle de las Torres (hoy Rivadavia)Calle del Cabildo (hoy Hipólito Yrigoyen)Calle Liniers (hoy Defensa)Calle Arce (hoy Balcarce)Calle Victoria (hoy Bolívar)
7 Casa de la familia Riglos.
8 Vivienda de la familia Blanco Encalada.9 Fonda de los Tres Reyes, lugar donde se comía y se pasaba la noche.10 Templo de San Ignacio.11 Vivienda del doctor Miguel Olaguer Feliú, descendiente del antiguo virrey de ese nombre.12 Espacio conocido como "plaza del Mercado o del Fuerte", porque allí se comerciaba libremente todo tipo de productos.13 Vivienda de la familia Escalada.14 Casa de la familia Balcarce.
Las calles que rodean la plaza permanecen aún hoy, aunque con distinto nombre. ¿Te animás a ubicarlas en el plano?Calle de las Torres (hoy Rivadavia)Calle del Cabildo (hoy Hipólito Yrigoyen)Calle Liniers (hoy Defensa)Calle Arce (hoy Balcarce)Calle Victoria (hoy Bolívar)

Días lluviosos en Buenos Aires
















Una tarde lluviosa de 1810
Cuando llovía en Buenos Aires en la época de nuestra Revolución de Mayo, las calles se convertían en un verdadero lodazal... ¡y las mujeres, llevando esos vestidos tan grandes!